El portero Ian Mackay fue el primer fichaje del CE Sabadell 2019/20 procedente del Real Murcia. En este inicio de liga ha confirmado que es uno de los guardametas más solventes de la categoría. En 9 jornadas ha encajado seis goles y su seguridad contagia al equipo. Hablamos con él para analizar a fondo su regreso al club.
P. Fuiste el primer fichaje del CE Sabadell 2019-20, un hecho que indica la apuesta firme del club por ti y a la vez tus ganas de volver a Sabadell.
R. El club mostró mucho interés por mí. Los contactos ya venían de la temporada pasada y lo tuve claro. Agradezco muchísimo el interés que tuvo la gente del club para que volviera y para poder hacer cosas grandes en el Sabadell. Vine con la ilusión de un chaval de 20 años.
P. La afición te ha acogido con mucho cariño. En la presentación te diste un baño de masas en el estadio. Te ha sorprendido?
R. Sabía que me tenían cariño pero la presentación me sorprendió mucho. Es muy bonito que me tengan tanto cariño y que lo demuestren como lo hacen cada semana. Para un jugador sentir afecto es muy importante para dar un plus más con la fuerza de la gente. Intento devolver sobre el césped todo el cariño que recibo de la afición.
P. ¿Con qué te quedaste de la primera etapa en Sabadell para tener tan claro tu regreso al club?
R. El Sabadell apostó por mí en Segunda División, pero tuve la mala suerte de lesionarme en la pretemporada y me quedó una espinita clavada por no poder demostrar mi potencial. Ahora que soy más maduro y estoy preparado para defender con solvencia este escudo.
P. Ha coincidido que en el vestuario se ha encontrado cuatro jugadores gallegos, y con tres de ellos ya coincidiste antes en Ferrol. Cómo se lleva eso?
R. Soy un poco protector con los jóvenes que tengo a mi lado e intento ayudarles en todo lo que puedo. Entre nosotros tenemos una gran relación. Dicen que los gallegos somos un poco cerrados pero no es cierto. El vestuario es espectacular y muy sano.
P. Viniste a Sabadell con la familia, como se han adaptado las dos niñas a la ciudad y al catalán?
R. Teníamos un poco de miedo en la escuela porque dan las clases en catalán pero ahora están encantadas. A la pequeña le hace mucha ilusión aprender un nuevo idioma y cuando descubre palabras nuevas nos las dice rápidamente para que vemos cómo progresa.
P. En la primera etapa en el club compartiste vestuario con Antonio Hidalgo. Como es tenerlo de entrenador ahora?
R. Sabe llevarlo muy bien, marca las distancias y esto es una ventaja porque yo ya lo conocía como también ocurre con Juve. Me ha sorprendido como entrenador porque me parece muy bueno y con unas ideas claras. Está tan seguro de lo que nos transmite que creemos al 100% en su idea.
P. Con el primer equipo del Depor jugaste contra el Milan de Pirlo, Kaká, Dida… Como lo recuerdas?
R. Lo que más me sorprendió fue conocer a Dida, tiene una mano enorme y cuando nos saludamos un poco más y me coge el antebrazo. Es un recuerdo muy bonito, jugábamos en casa con el estadio lleno y contra un equipazo campeón de Europa. Hice un muy buen partido y el estadio coreó mi nombre cuando le detuve una falta a Pirlo.
P. Llevas la equipación rosa, un color especial para ti que en Murcia no pudiste vestir por la coincidencia de colores con tus compañeros.
R. Mi madre murió de cáncer y al principio la llevaba por ella. Al final se ha convertido en un doble reconocimiento porque mi padre también murió de la misma enfermedad el año pasado. Esta camiseta es un tributo para ellos, los recuerdo siempre y tengo la sensación que me protegen. Cuando firmé por el Sabadell me llamó «Bransu» para decirme que había pedido la camiseta rosa. Me conoce bien.
P. La portería es una posición especial, diferente al resto, algunos dicen que solitaria. ¿Cómo es la relación entre los porteros en un vestuario?
R. Hay de todo. Este año con Adrià Collet tenemos una relación muy bonita. Él está empezando y yo soy un portero experimentado, intento ayudarle y él me lo agradece. Hacemos un tándem muy bueno. Tuve algunas relaciones no tan buenas con otros compañeros pero al final cada uno hace su camino. El objetivo siempre debe ser el bien del equipo.
Fotografía: Críspulo Díaz.